La fraternidad de Málaga tuvo su origen en el año 1959 (1) con la llegada de un hermano que empezó compartiendo su vida en un corralón con una familia gitana hasta que pocos años después consiguió una vivienda en la barriada de Dos Hermanas. Posteriormente (1978) se desplazaron a la zona de Ciudad Jardín (Mangas Verdes) y desde el año 1995 compartimos nuestra vida con los vecinos de la barriada del Nuevo San Andrés.
Muchos hermanos pasaron en este tiempo por Málaga por un periodo más o menos largo. Actualmente la fraternidad está compuesta por tres hermanos: un hermano mayor que por sus circunstancias pasó a compartir su vida en una residencia de ancianos más otros dos hermanos
Algunas características de nuestra fraternidad:
Una comunidad de hermanos:
Siempre hemos querido compartir nuestra vida desde la cercanía con nuestros vecinos y compañeros de trabajo, como hermanos. Los largos años de presencia en el mismo lugar hicieron que nuestra comunidad se viera largamente ampliada por una serie de amigos muy cercanos que de una forma u otra hacen parte de nuestra vida e inquietudes; lo vivimos como si de alguna forma fuera una ampliación de nuestra vida fraterna.
Una comunidad de trabajadores ordinarios:
Un trabajo sencillo como asalariados ha hecho siempre parte esencial de nuestro compartir la vida cotidiana. En la actualidad y aunque nos vamos acercando a la edad de la jubilación uno de los hermanos trabaja de jardinero para una empresa que se ocupa de los jardines públicos de la ciudad y otro trabaja de conserje en un centro formativo.
El barrio como lugar de contemplación:
Nuestro barrio responde bien a nuestro perfil de trabajadores sencillos viviendo en un barrio trabajador…. Este barrio es un cruce de caminos, hay gente de todo, de muchos colores, gente mayor con sus historias que contar y otra más joven con las suyas y con la carga de precariedad en sus trabajos poco estables, otra gente marcada por la droga o el alcohol… También hay un grupo de marginados sociales conocidos por todos a los que cruzamos a diario en la calle pues viven en ella, sin salir prácticamente nunca del barrio. Formamos parte del paisaje del barrio. Nuestra forma de presencia es la propia de nuestra condición: hombres de una cierta edad y que trabajan. Somos reconocidos como trabajadores y el lugar privilegiado de relación en este contexto es la calle y el bar.
Estamos convencidos que el barrio es un lugar de contemplación. Estamos llamados a buscar la presencia de Dios en medio de esta gente que vive y se encuentra en las calles, las tiendas, los bares… Estamos llamados a mirar la vida de la gente con una mirada tierna y llena de cariño, al estilo de Jesús.
La fraternidad: hogar dispuesto a la acogida.
Nuestro interés fue crear de nuestra casa un espacio que fuera un hogar con todo lo que esa palabra conlleva. Una de las características fundamentales que siempre hemos querido cuidar ha sido la acogida. Somos conscientes que no somos ni queremos ser un centro de acogida para casos sociales y eso no quita que en ese cruce de caminos que la vida nos presenta hayamos echado una mano o sigamos echándosela a gente que necesitan un techo por un tiempo puntual. Siempre hemos querido tener una mirada con los ojos de Jesús que nos ha hecho dejar caer nuestras barreras y prejuicios para acoger al que se nos ha presentado. La actitud de acogida, de tener una casa de puertas abiertas es algo que hemos hecho consustancial de nuestro proyecto de vida.
Una comunidad de orantes:
Ya hemos hablado antes de la importancia que le damos al barrio, al trabajo… como lugar de contemplación, pero eso no quita los momentos de silencio y de meditación de la Palabra de Dios en nuestra capilla a la que le hemos dado también ese aspecto de intimidad hogareña. Intentamos cuidar los momentos de oración personal y particularmente los festivos y fines de semana nos damos un largo momento en común de oración y un compartir sencillo y profundo de lo que las lecturas del día nos dicen.