de Jorge
Hola hermanos todos, este diario lo he escrito muchas veces en mi mente y cada vez cambia el contenido como cambia la vida diaria, las experiencias y los acontecimientos. Me alegra mucho leer los diarios que llegan, me hacen reír y llorar, entrar en comunión y sentirme hermano universal… compartiendo los bellos momentos y reflexiones, así como la pasión de Cristo que continúa en nuestros vecinos y pueblos pobres, creo que este sufrimiento sigue salvando al mundo.
Un diario cuenta lo que sucede dentro y fuera de nosotros y en mí suceden muchas cosas en ambos lados. Cada mañana con Rigoberto estamos una hora en silencio cada uno y luego rezamos laudes. En oración escribo lo que voy viviendo y descubriendo para iluminarlo a la luz de la Palabra de cada día. También me ayudan algunos textos. Tengo un libro con 365 frases de San Juan de la Cruz, los sermones y textos del maestro Eckhart, y en estos días “El perfume del viento en el desierto” de Giorgio (hermano del Evangelio), un hueso duro de roer pero lleno de perlas. Y me encuentro algunas frases plenas de contenido como “antes de la iluminación cortar leña y acarrear agua, después de la iluminación cortar leña y acarrear agua”, “cuando oro, Dios habla con Dios”, “si Dios no puede ayudarme yo le ayudo a Dios”, “la Palabra es hija del Silencio”, “busca leyendo y encontrarás meditando, llama orando y se te responderá contemplando”, etc.
Gracias a un regalo de Dios cada día me siento nacer de nuevo, comenzar de nuevo, como dice el Dalai Lama “hay dos días del año en los cuales no podemos hacer nada: ayer y mañana”.
Todo esto sucede dentro de mí, pero también suceden muchas cosas afuera…como el hecho de que ya hace más de 10 años que llegué con Rigoberto a este lugar y cada día crece el amor con los vecinos y amigos, mueren amigos y nacen niños con nuevas noticias… Como dice Bernanos “la fiebre de la juventud mantiene la temperatura normal del clima del mundo” y este barrio tiene buena temperatura con tanta juventud, por ejemplo el grupo juvenil de la parroquia cuenta con 41.
También llevo más de ocho años en el mismo taller, no me contratan sino que llevo trabajos y los hacemos allí y luego compartimos el producto, almuerzo en familia, veo crecer a los 4 niños y el amor de esta pareja de abuelos que llevan más de 50 años de casados y que ya muchos hermanos conocen. Gracias a este trabajo puedo volver al taller después de algunas ausencias debidas a reuniones, retiro o visita a mis papás.
Además del trabajo remunerado hace más de cuatro años que pertenezco al Comité Ambiental en defensa de la Vida (CADV) que lucha contra la gran minería, altamente contaminante. Así hago mi aportación para el cuidado de la “casa común” como dice el papa Francisco, nos ha ayudado mucho la encíclica “Laudato Sí” que está dirigida a todo el mundo y que “dice más de lo que esperábamos y que hay que dar a conocer” como expresan compañeros del CADV que se declaran no creyentes. Hemos realizado muchas actividades para crear conciencia, entre ellas una “marcha carnaval” anual cada 5 de junio, un día internacional del ambiente del que este año hemos celebrado la octava marcha con la asistencia de más de cien mil personas.
Rigoberto también tiene su caminar que le contará algún día, después de varios años con trabajos independientes: zapatería y venta de dulces en la calle, hace años que está como portero en el Seminario Mayor; comenzó justo después de hacer sus votos definitivos en mayo del 2012. Y ya hace un año que pertenece al grupo de salud de la parroquia, muy cercano a los enfermos del barrio.
Por último tenemos la presencia de Ricardo Londoño que fue hermanito de Jesús durante 25 años y luego sacerdote en Buenaventura (donde había vivido como Hermanito) por otros 20 años. Ahora ha querido venir a compartir nuestra vida, en este “último cuarto de hora que me queda” como dice él mismo… Los obispos de allí y de aquí lo aceptaron y hace ya tres años que se vino para Ibagué. Pero hace dos años que Ricardo cayó enfermo por mieloma múltiple, cáncer a los huesos y después de una milagrosa recuperación ha seguido un tratamiento de por vida. El mismo nos cuenta su rica experiencia en un diario adjunto.
Pertenecer a una Región tan amplia (todo el sur del Continente americano) hace que cada tres años Rigoberto y yo nos traslademos a la reunión regional, por tierra o avión, según las posibilidades, para recorrer más o menos 7 mil kilómetros. Tiene sus desventajas como sentir que nuestra vida de región es muy pobre en el compartir concreto, es más un ideal, y entre las ventajas está que podemos mantener lazos de amistad con personas que conocemos del tiempo que vivimos en Chile y Perú y que cuando visitamos “pareciera como si nunca se hubieran ido”, como dicen muchos amigos, y estamos al tanto de sus alegrías, duelos y esperanzas.
Un acontecimiento fue que a mediados de junio pude visitar a los hermanos de Detroit aprovechando un viaje relámpago que resultó en el CADV para una reunión en Nueva York, acepté por ser el único del Comité que tengo visa para USA y pensando en esta visita a los hermanos durante tres días. Llegué a Detroit el día viernes 17 de junio y también llegaron de Toronto, Bernard y Fernando en auto y con los tres del lugar, Jean-Marie, Sam y Erik, pasamos buenos momentos que fueron un regalo de Dios, si lo hubiéramos planeado no hubiera salido tan bien. Estuve tres días con almuerzo en ambas casas, visita a la ermita a una hora de Detroit, barbacoa con la familia mexicana de al lado (Lupe y familia), conocer a
Consuelo, una religiosa ya mayor nacida en el mismo barrio y muy comprometida y además una larga llamada por teléfono para saludar entre todos a Miguel Martel en Nicaragua, quien nos reconoció y agradeció mucho el gesto. Supe de la casa de refugiados que acompaña Erik, del Museo donde Jean-Marie ofrece su apoyo, la Comunidad eclesial de Sam y su equipo de beisbol de hombres y mujeres, además de muy buenos momentos dialogando entre nosotros. Conocer en vivo y en directo una fraternidad tiene un valor único y hace más real nuestra oración de intercesión. Los hermanos mayores son la riqueza de la Fraternidad y tanta vida tiene que dar un fruto que sólo está en las Manos de Dios.
Estamos pensando con Rigoberto en el centenario de la “resurrección” del Hno. Carlos el 1 de diciembre y queremos realizar un encuentro de todos los que en Colombia conocen la espiritualidad, celebrando el regalo de esta luz de Nazaret para la Iglesia, un Dios que se hizo hombre “asumiendo nuestra condición en todo”. También editar un suplemento en el periódico mensual de la Diócesis, Kerigma, en el mes de noviembre y animar en la parroquia a que los diferentes grupos investiguen y conozcan a Carlos de Foucauld y cada uno haga un afiche para una celebración el 1 de diciembre. Que Dios y nuestra fuerza de voluntad nos permitan hacer realidad nuestros deseos.
Bueno, hermanos, siempre unidos en la vida y la oración, fraternalmente.