Encuentro de hermanos de Europa en Pen (Asturias)

Lugar de encuentro, de escucha, de respeto profundo…

Desde hace bastantes años ya no tenemos en la fraternidad espacios comunes de formación como los que teníamos antes. La consecuencia inevitable es que los hermanos se conocen cada vez menos entre ellos.
Había que crear otros espacios de encuentro. Lo hemos hecho y los hay con aspectos bien diferentes. Jean-Michel nos habla aquí de una práctica entre hermanos de Europa que se ha convertido en una costumbre.

Del 22 al 29 de julio, Pedro Taravillo (un hermano de España que se ha jubilado recientemente) nos acogía en su casa de Pen que es una aldea situada ‘al final del mundo’ en Asturias. Tiene unos veinte habitantes que viven allí en medio de cimas verdes y arroyos de montaña. No estamos lejos del mar y al borde de los “Picos de Europa”, una magnífica cadena montañosa en Asturias. Se nos regaló un tiempo excepcional, ideal para dar bellos paseos salpicados por pausas gastronómicas que fueron muy apreciadas. Cierto es que también tuvimos un día lluvioso durante un fin de semana, pero lo olvidamos pronto por el calor de la convivencia en las fiestas de la aldea vecina y su cordero asado regado con la sidra local.

Gracias a Pedro y a cada uno de vosotros por las comidas que compartimos, los paseos en ese bello rincón de Asturias, los rostros de tus amigos que conocimos, Paloma, Toni y los otros, la belleza de la naturaleza contemplada al amanecer desde tu terraza, el clima de escucha en nuestras veladas de compartir y la eucaristía celebrada. Y retomamos el camino de regreso, contentos con la idea de volvernos a encontrar en dos años en algún rincón del Piamonte italiano.
Esta reunión tiene lugar cada dos años desde 2004 y se ha convertido un encuentro de referencia, pues cada uno se siente allí muy a gusto. En primer lugar es un tiempo gratuito que pasamos juntos, con buenos momentos de relax, de compartir y de oración. Un clima de escucha y de respeto profundo de cada uno muy único. Cada tarde, dos hermanos comparten aquello que les interesa, sus alegrías, sus dudas, sus interrogantes, sus proyectos. Y esta palabra de cada uno, escuchada y a veces interpelada, se convierte como en “una tierra sagrada” que nos lleva naturalmente hacia la oración o la eucaristía, al final de la jornada.
Y además, nuestras vidas no están muy protegidas de los acontecimientos que nos afectan, de la realidad del mundo y de la Fraternidad. Esto puede hacernos interiormente aún más frágiles. Estos encuentros “transversales” con hermanos de una misma generación de otras regiones son lugares de expresión donde retomamos aliento para seguir el camino con fuerza y lucidez.
Para terminar, una pequeña historia: Un día, estábamos en Covadonga (santuario mariano muy conocido) donde también se encuentra la tumba de Pelayo (el primer rey de Asturias). En Covadonga tuvo lugar una famosa batalla en la cual Pelayo, a la cabeza de cristianos refugiados en este rincón de Asturias hizo volver atrás a los sarracenos. ¡Y la Virgen parece haber sido una preciosa ayuda en esta victoria! ¡De golpe, esta gruta se convirtió en un santuario mariano! En la gran explanada frente a la basílica, hay una imponente estatua del héroe local, Pelayo, rematada por una cruz. Yo le daba la vuelta cuando llegó un papá con su hijito pequeño. El papá le dijo: “Ves hijo, gracias a este hombre estamos aquí hoy. ¡Él echó a todos los árabes fuera! Sin él habríamos sido invadidos para siempre”. ¿Había que reír o llorar?
Esta historia me hace pensar en todos esos cristianos en España que desesperan de su Iglesia y de sus compromisos de toda clase con el poder. Pero, la fuente no está seca y la Fraternidad bebe con abundancia en esta fuente: la persona de Jesús y su mensaje evangélico. ¡Que ella nos mantenga vivos e imaginativos, rebeldes y resistentes en nuestras tierras a veces áridas!
Gracias una vez más a cada uno por esta bella semana y hasta pronto en Italia.

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